Como siempre señalamos: cada persona realiza su camino de diferente manera, por lo que hay que comprender y respetar las diferencias, y por ende NO COMPARAR.

“El aislamiento es parte del proceso de duelo. Se da frecuentemente cuando el apoyo social baja en intensidad: de recibir mucho apoyo en el hospital, velatorio o entierro comenzás a sentirte muy solo/a. Las características más comunes son: cansancio y necesidad de sueño, la gente te molesta pero a la vez sufris por el desamparo, impaciencia, irratibilidad, llanto para aliviar la tensión”, definición que se destaca en la literatura respecto al aislamiento como parte del proceso del duelo. Si bien estos sentimientos pueden ser difíciles de expresar por miedo al que dirán, es muy bueno que puedan salir a la luz, ya que de guardarlos pueden expresarse a través de una explosión de ira.
LA REALIDAD
Pero ¿qué podemos hacer si nuestra pena duele y como si fuera poco, la gente nos daña? Es cierto que hasta el allegado más querido puede lastimarnos con sus actitudes o sus palabras  durante nuestro duelo, pero eso no debe dar como resultado que te aísles. La persona en duelo es una persona común, pero que está afrontando un dolor grande y separarlos de sus seres queridos es sumarle una pena más a un mundo interior que de por sí está dañado y dado vuelta.
Por eso Papá y Mamá, aunque pudiera ser más fácil aislarte para evitar más dolor del que ya estás sintiendo, no permitas que esos cortocircuitos en la comunicación te alejen de aquellas  personas que tanto amás pero que hoy no logran comprenderte. Y a vos ser querido de una persona en duelo, puede que sea más fácil separarte de tu ser querido y no escuchar su pena, pero puedo asegurarte que si hoy te alejas, esa amistad será muy difícil de volver a recuperarla. Las heridas en el duelo tardan mucho tiempo en sanar.
Es por eso que queremos transmitirles algunos puntos a tener en cuenta tanto para las familias en duelo como para sus seres queridos.
– A TENER EN CUENTA POR UNA PERSONA ALLEGADA A UNA MAMA Y PAPA EN DUELO
1) Escúchalos con paciencia y comprensión. Han vivido la experiencia más terrible y su forma de sanar puede ser hablando de su vivencia o tan solo estando a tu lado en silencio. Tanto si hablan mucho o si no hablan nada, compréndelos, y trata de ponerte en sus zapatos. Si a vos te puede tensionar un mal día en el trabajo, recuerda que ellos perdieron físicamente a un(os) hijo(os). Ellos te agradecerán de por vida tu apoyo.

2) No tomes decisiones por ellos. No guarden las ropas o la cuna del bebé si ellos no piden. No escondan las “huellas” de su hijo en su casa o en tu casa. No decidas por ellos en lo referente a la despedida tanto en el velatorio como en el entierro. Si ayúdalos en los trámites burocráticos o en acercarle la comida o limpiar la casa.

3) Llamalos PAPÁ O MAMÁ. Porque murió su hijo no dejan de ser papás y mamás. No olvides felicitarlos en el Día del Padre y de la Madre, y de darles un obsequio, así como lo haces con otras familias o amigos. Si está a tu cargo el regalo de los padres y madres en tu oficina, no olvides de incluir a ellos. Recordá la fecha de nacimiento y de fallecimiento de su bebé, y llamalos o encuentrate con ellos. No tengas miedo de decir el nombre de su bebé.

4) Invítalo a las reuniones y no te canses aunque tengas negativas. Tené especial cuidado de no hablar mal de tus hijos o de quejarte de ellos enfrente a unos padres en duelo. Ellos están con los brazos vacíos y vos estás quejándote de los tuyos. Ellos te pueden enseñar que cada segundo es un milagro.

– A TENER EN CUENTA POR LOS PADRES EN DUELO

1) Eviten escuchar a las personas que – aunque con buenas intenciones – pueden decirte que es mejor estar aislado por un tiempo. El aislamiento no solo te aleja de tus familiares y amigos, sino puede crear inconvenientes entre tu pareja y vos, y tus otros hijos (de tenerlos). Las frases hechas que dicen tus seres queridos surgen porque la muerte es un tema tabú en la sociedad y además la muerte les hace pensar en su propia muerte, y les da mucho miedo. Tratemos de hacerles entender que la muerte es parte de la vida, y que el amor es más grande.

2) Cuando te sientas mal – en alguna reunión familiar o de amigos – por alguna palabra o frase que te hiera, contá hasta 10 – si es posible hasta 100 – y salí a respirar aire puro y a pensar en el amor incondicional de tu hijo. Luego retorna a donde estabas y tratá de explicar con palabras o con gestos que esas palabras te lastimaron. Verás que ellos te agradecerán el explicarles realmente como te sentís.

3) El duelo es muy cansador, imagina que encima que estás experimentando un dolor giganteco, estás intentando volver a interactuar con tus seres queridos sin ser lastimado.  Alimentate bien, descansá el tiempo que necesites, respirá hondo, y si es posible realizá actividades como yoga, pasear a tu mascota o meditar. Eso te ayudará mucho a poder encontrarte con esa persona que paso a paso está renaciendo.

4) Ya no soy el mismo. Ya no soy la misma. Obviamente hay un antes y un después tras la muerte de un hijo. Que en esa etapa de cambios puedas redescubrir a ese papá y a esa mamá que dio todo por su hijo, a ese ser humano incondicional. Buscá nuevas actividades en las cuáles puedas desarrollarte, que tu angelito te impulsó a realizar. Verás que hay una nueva persona esperando por brillar en vos. No te olvides que tenes una luz eterna allá arriba que está guiando tus pasos.