Tenía 26 1/2 semanas de embarazo, un embarazo lindo, en donde me sentía completa, acompañada y muy, pero muy feliz!… El 24 de marzo, en la media noche fui al baño y comencé a botar liquido, no sabía lo que me estaba pasando, ingenuamente me secaba y secaba, pero el liquido no paraba, ahí me di cuenta que era la bolsa que sostenía a mi Beatriz, me asusté mucho, nos subimos al auto y nos fuimos a la clínica, en el auto lo único que yo sabía hacer era llorar, sabía que una rotura de bolsa era muerte del bebé, ya me estaba “preparando” para lo peor… entramos en maternidad y me hicieron de inmediato una eco, y si, se confirmó que tenía rota la bolsa… nos tendríamos que quedar en la clínica hasta que naciera mi Beatriz, en reposo absoluto y posición horizontal todo el tiempo, y ahí nos quedamos, fueron casi dos semanas, en donde la esperanza volvió a nosotros, los pronósticos de vida de mi niña eran los mejores, era grande, gordita y fuerte, así que solo nos quedaba esperar a que nazca, esos días fueron muy lindos pero también llenos de miedo, sabíamos que en cualquier momento nuestra hija iba a nacer.
El 1 de abril a las 5am comencé con fuertes dolores de espalda, pero creía que eran por estar mucho en la cama… llamamos a la matrona y eran contracciones, nunca en mi vida había sentido una contracción y me fue muy difícil poder reconocerla… Recuerdo que llamé a mi mamá con muchos dolores, pero contenta, le dije: “mamita, la Beita va a nacer!!”… ella se fue corriendo a la clínica… a las horas después no pude soportar mas, me revolcaba y solo pedía que por favor nazca, que me ayuden.
Me llevaron a pabellón y a las 10am nació mi princesa, pequeñita, solo quería escuchar su llanto y lloró! dulce y frágil, la pusieron en incubadora a mi lado, la pude mirar, ella me miró, pero no se si supo que yo era su mami que tanto la esperaba… se la llevaron a neonatología y a mi me llevaron a mi habitación, no podía contener mi felicidad sentía mariposas en el cuerpo, me prohibieron hablar, entonces escribía lo que sentía en una libretita, mi mamá estaba feliz, Zoran también, nunca antes sentía una felicidad tan grande!!, durante ese día no me dejaban ir a verla, me decían que por mi herida (cesárea) no podía ir, Zoran iba a verla y me contaba como era, que hacía, me decía como ella estiraba sus bracitos… pasaron las horas y yo estaba desesperada por ir a ver a mi niña, llamaba por teléfono para saber como estaba, hasta que en la ultima llamada me dicen que mi niña está en estado critico… me puse a llorar, mi mamá fue a neonatología para saber mas información y la dejaron entrar! mi mamá estaba orgullosa de su nieta, una matrona le dice: “señora usted está temblando, siiii, estaba temblando de felicidad!!”, mi mamá solo decía “es hermosa, cierto? es hermosa”… siguieron pasando las horas y yo llamé y les dije que si no me dejar ir a verla iré yo sola, que es mi hija!… cerca de las 11 de la noche me fueron a buscar en silla se ruedas, y pude ver a mi pequeña, hermosa y perfecta!!, no me dejaban tocarla, solo un leve roce y hablarle despacito, esa noche nos fuimos muy felices a la habitación, conversamos con Zoran hasta las 4am de ella, en que colegio la vamos a poner, que actividades le haremos, si será bailarina o deportista, le estábamos armando toda su vida… hasta que nos dormimos.
A las 5am entra el neonatologo a mi habitación, en cuanto lo vi sentí que algo había pasado, me senté rápidamente en la cama, pero sentí que el alma se me quedaba estancada, el neonatologo comienza a decirme que hicieron todo lo posible, que mi Beatriz falleció… el hablaba y hablaba explicandonos todo lo que hicieron, yo no escuchaba nada, solo voces lejanas y un tremendo dolor en el alma, solo quería que salga de la habitación para estar sola con Zoran, solo quería llorar, nada mas… de inmediato me dieron tranquilizantes, pero el dolor seguía en el corazón, llamé a mi mamá y le dije: “mamita, la Beita se murió…”, recuerdo que mi mamá solo me dijo “tranquilita mi niña, voy ahora a la clínica”… nosotros por mientras fuimos a despedirnos de nuestra Beita, la abracé tanto, no podía creer lo que nos estaba pasando, la besé, le toqué su frágil cuerpecito y lloramos mucho junto a ella…
Luego en mi habitación llegó mi mamá, ella solo abrazó a Zoran y lloraron juntos, yo los miraba y me sentía culpable por hacerles sentir este gran dolor, ellos merecía ser felices y tener a su Beita al lado, por primera vez en mi vida sentí el deseo de dar la vida por otra persona, por mi hija… mi mamá fue a vestirla, la revisó completa, todavía cuando la tenía en sus brazos creía en un milagro, pedía por un milagro, pero nuestra niña ya se había ido… el funeral fue unos días después, yo no pude ir porque la misma infección que atacó a mi pequeña (E.coli) estaba en mi herida, pero hicimos una pequeña ceremonia, solo los tres y ella, le escribimos cartas, se las leímos, le pusimos sus juguetes mas especiales, le puse sus zapatillas nike, su bufanda amarilla, su cuncuna de colores, unos gatitos que yo había hecho para su habitación y la entregamos al cielo con el dolor del alma, sentía que me dolía todo, la mirada, el aire, todo dolía… estuve 20 días mas hospitalizada por la infección, me abrieron la herida sin anestesia, pero el dolor de la herida no era nada en comparación con el dolor del alma, me mantuvieron con tranquilizantes todos los días, pero la tristeza no desaparecía… quería volver a mi casa, pero al llegar a casa no quería entrar, sabía que había una realidad que afrontar y al entrar estaba obligada a vivirla…
Y así fue la llegada de mi hermosa Beatriz a este mundo, no tengo palabras para explicar el tremendo amor que siento por ella, nunca antes en mi vida sentí una felicidad tan fuerte y un dolor tan profundo en tan poco tiempo, su venida a este mundo me hizo feliz, me hace feliz, pero la extraño muchísimo, no pasa un minuto de mi día que no piense en ella, la amo con toda el alma y sueño con el día en que nos abrazaremos para siempre…
Hoy, abril del 2011 han pasado 2 años desde que nació mi Beatriz, puedo decir que el dolor no desaparece, pero el amor crece, he aprendido a amar a mi niña hacia el cielo, a verla en todas las cosas hermosas que me rodean, su presencia en mi corazón es eterna, porque los hijos son para siempre, no importa en donde estén.
Beatriz Anastasija Mijatovic Gana (01/04/09 – 02/04/09), 936 grs de belleza pura, 34.5 cms de amor, 28 semanas en mi panza, 17 horas de felicidad máxima… en mi corazón para toda la vida.
Lidia, mamá de Beatriz en el cielo y Teodora en la tierra.